ENTRE LA RISA Y LA NOSTALGIA HABITA LA VIDA DE UN PAYASO. SU HOGAR ESTÁ DELANTE DEL PÚBLICO. EN BUSCA DE LA EMOCIÓN, DE LA EMPATÍA, SIN GRANDES DISCURSOS, SIN GRANDES MUECAS, AQUÍ Y AHORA.
La vida del payaso
Odio a los payasos. De niño el circo me daba más pena que risa y siempre he pensado que la mejor manera de hablar del mismo es desde la tragedia, pues como decía Leandre Ribera, los humanos somos un poco absurdos y el payaso viene a decirnos, que a menudo las emociones tienen poco que ver con la razón y la lógica. En la vida real uno piensa las cosas mínimo dos veces antes de hacerlas, pero el payaso no: el reacciona inmediatamente a sus emociones, ¿cuáles? No sé, tendría que ser payaso y pues no lo soy.
Es entendible ese odio que se sentimos hacia los payasos cuando somos pequeños, porque los adultos siempre nos llenaron de miedos hacia personajes como el coco, el señor de la basura y aunque no lo hacen directamente con los payasos, pero esos colores en su cara y nariz roja, además su voz chillona, hacen que sea casi imposible no tenerles miedo, por eso dicen
El Valiente Vive Hasta Que El Cobarde Quiere
Adicional, si hemos tenido la mala fortuna de ver ese tipo de películas que nos generan pesadillas, esto afianzará nuestro miedo, es decir estamos jodidos, porque la locura, el sadismo, las groserías y la doble moral, nos dará la razón al momento de ver con desconfianza a todo aquel humano que se pinte la cara con una sonrisa, tenga nariz roja y use zapatos grandes, pero no será por miedo a perder al anillo si recogemos el jabón como en la cárcel, si no porque literalmente “caras vemos, corazones no sabemos”.
Aún cuando crecemos siempre tenemos esos recuerdos que aunque nos riamos en estos momentos, fueron traumáticos en la infancia. Ver películas de payasos o ir a un circo lleno de payasos, tiene su eco en nuestra mente y aunque claramente hemos crecido, la vida de un circo es trágica, pero también es cómica y cuando no vemos, hasta puede resultar ser violenta, extremadamente violenta.
Entre el cielo y el infierno, entre la risa y el llanto, entre una cara feliz o una cara triste, si cruzas una muerte y un amor destructor, el resultado es que la vida de cualquier persona incluso la de los payasos, resulta ser una completa película. Aunque para mi un enfrentamiento entre payasos me resulta triste, el elemento de la muerte y un amor destructor, puede convertir en paradigma a la payasada trágica.
Por eso vale la pena pregunta: ¿a cuál circo vas asistir hoy?