Bienvenido a la primera historia de amor de la humanidad; seguro que de algún lado le suena los nombres de nuestros personajes. Sin embargo olvídelo todo y permita que la literatura descubra para usted una nueva historia.
En esta oportunidad Mark Twain visita el pueblo y trae consigo un relato corto ideal para mentes rápidas. Si desea conocer una historia digna de contar sobre las relaciones de pareja “El diario de Adan y Eva” puede que le resulte más entretenida que cualquiera escuchada antes.
Con un audaz lenguaje, Twain logra dibujar muy bien cada uno de los personajes, los presenta con personalidades diametralmente contrarias y experiencias diversas. Son “polos opuestos” y esto resulta tan evidente que los mismos personajes lo reconocen:
Cuando el potente brontosauro se nos metió dando zancadas en el campo, ella lo miró como una adquisición, y yo lo consideré una calamidad; éste es un ejemplo de la desarmonía que impera en nuestra manera de ver las cosas.
A pesar de ello y para usar un cliché “es la versión adánica de las uniones maritales”
Twain en el texto le otorga a la mujer la inteligencia, mientras al hombre lo deja desprovisto de ella, al contrario lo muestra huraño, despreocupado, apático, indiferente, insensible. Eva logra comprender la diferencia que los caracteriza, incluso reconoce que los dos hacen parte de un experimento.
-Cómo Adan y Eva deciden quedarse juntos-
El autor reflexiona sobre el problema de comunicación que sufren las parejas y lo considera originario. Así visto, en el paraíso parece perfecta la soledad –¿quién quisiera compartir un paraíso?– pero cuando salimos de él, la compañía se convierte en la mejor opción, y entendemos porqué muchas parejas buscan estar juntas:
“Al cabo de los años transcurridos, me doy cuenta de que al principio sufrí un error a propósito de Eva; es preferible vivir con ella fuera del Edén, que sin ella dentro.”
El texto va narrando el día a día de los personajes y cómo a medida que pasa el tiempo parecen necesitarse más que al principio. Por ejemplo a Adán al inicio le causaba hastío y extrañeza cada cosa que hacía “el animal extraño” como llamaba a Eva, pero por el contrario a ella le causaba curiosidad.
Dos frases para terminar:
“Yo soy la primera esposa; la última esposa será una repetición mía.”
Eva
«Dondequiera que ella estaba, estaba el Paraíso.»
Adán
Para leer “el diario de Adán y Eva” del escritor estadounidense Mark Twain.