Llegaron las villanas al pueblo…. o mejor las mujeres villanas. Sin lugar a dudas este mundo no sería lo mismo sin las mujeres y por supuesto este pueblo no sería lo mismo sin las villanas.

El mundo ha necesitado de mujeres a quienes arrojar a la hoguera, a quienes acusar de malvadas, esto claro está, se convirtió en realidad hace aproximadamente 1000 años, sin embargo a lo largo de la historia de la humanidad, así no sea tan literal se nos ha lanzado al fuego.

Existen dos tipos de mujeres malvadas que vienen a nuestra mente inmediatamente que son mencionadas, una corresponde al tipo de mujer sensual y voluptuosa que va tras la fortuna de alguien y la otra corresponde al tipo de mujer veterana y arrugada generalmente con una verruga en la nariz que solo quiere raptar niños y mujeres jóvenes para preservar su vida y lanzar conjuros a quien se le ocurra o a quien se atreva a desafiarla, la primera hace parte de una sociedad más moderna (más bien sacada de novela) y la segunda de una sociedad medieval acusada de tener pacto con el demonio, asistente del mismo, ambas con suficientes atributos como para querer huirles.

Dulces son los frutos de la adversidad

W. Shakespeare

Hay sin embargo mujeres que no se ajustan a este estereotipo y siguen siendo villanas que comparte muchos de estos atributos –sin ser tan voluptuosas y sin la exótica verruga-, estos atributos que nos han otorgado los individuos de cada sociedad no son azarosos ni gratuitos, hemos de pagar con creces cada una de las “virtudes” que se nos otorga.

Astuta, Maliciosa, Peligrosa, Perjudicial, Perniciosa, Nociva, Insana

En todo caso poco conveniente para la sociedad, lo que a fin de cuentas nos convierte en mujeres indeseadas –por lo menos en público- y perseguidas.

Así, todo lo que se muestre como distinto ha de ser perseguido por el temor que causa, en muchos círculos no solo de nuestra sociedad, se ha dibujado la maldad y generalmente tiene curvas femeninas, con decir que la primera malvada de nuestro mundo fue Eva y más malvada aun -para los/as pocos que la conocen Lilith.

A pesar de esto, ser una villana tiene en conjunto muchas ventajas, una de ellas es que no tienen que fingir su bondad con nadie (a menos de que la amenaza de la hoguera sea latente y real) ¡es mala y punto!

Y aunque lo piensen como una ligereza hay que tener carácter para ser una villana, no temer a decir lo que se piensa o hacer lo que se dice, así a otras personas no les guste.

Pero… ¿Es deseable ser una villana? Muchas mujeres pensarán que definitivamente no lo es, aunque en ocasiones aparece una que otra malvada orgullosa, impetuosa y empoderada, que sin dudarlo y sin titubear es una bruja que se regocija de su maldad y grita a los cuatro vientos SOY UNA VILLANA.

Este es un mensaje de bienvenida a aquellas villanas que no teman decirlo, que como a Lilith les importe un bledo su paraíso y que su comportamiento “ruin” las conduzca a su libertad.